La sorpresa que nos da Japón en el mundial

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Este mundial de fútbol nos ha traído grandes sorpresas desde Brasil. Todo desde el campeón mundial perdiendo en su primer partido, hasta el gane de Costa Rica a Uruguay 3-1 contra todos los pronósticos en el famoso “grupo de la muerte” y las lágrimas de Cristiano Ronaldo al verse 4-0 contra Alemania. Podemos decir que este encuentro en Brasil nos podrá traer algunas sorpresas más, pero una que ha dado mucho de qué hablar en redes sociales es la que nos dio Japón el pasado 14 de Junio.

En el partido contra Costa de Marfil se dio el pitazo final con un 2-1, perdiendo Japón, pero – irónicamente – la sorpresa no la dieron los nipones durante el partido, ni tampoco en la cancha. De hecho fue la afición de Japón - bastante colorida - la que nos dejó una fuerte enseñanza al terminar el partido. Antes de retirarse, los aficionados asiáticos – de forma automática – comenzaron a recoger la basura que había en su sección de las graderías.

Un gran revuelco han tenido las imágenes de esta clara demostración de civismo, responsabilidad y conciencia colectiva en las redes sociales, donde se les ha aplaudido y nos ha dejado al resto de los aficionados “en la banca”. Ahora, dado que fue una acción colectiva casi automática, ¿qué hace que los nipones tengan este comportamiento?

Esta noticia ha sido para mí especialmente significativa, ya que mi camino en la innovación sostenible inició de hecho en este hermoso país, en donde pude estudiar desde la academia el concepto de sostenibilidad mientras veía en las calles la vivencia práctica del concepto. No diré que es el país más ambiental o socialmente responsable, pero claramente su posición de 14 a nivel mundial en el Índice de Progreso Social nos indica que algunas cosas se están haciendo muy bien. Es evidente al caminar por las calles de Tokio – limpias a pesar de su gran movimiento – que las personas tienen un sentimiento de responsabilidad y una conciencia colectiva hacia el manejo de los desechos. Claro, tienen la parte gubernamental con una de las legislaciones ambientales más estrictas en el mundo, pero al mismo tiempo una cultura que facilita en doble vía el tipo de acciones reflejadas en Brasil.

Japón, que con el Prius de la Toyota posicionó a los carros híbridos como los más vendidos en el país, tiene uno de los sistemas de manejo de desechos más impresionantes que he podido ver. Es más, literalmente han expandido su territorio con la basura que generan. El plan de reciclaje de Tokio ha facilitado la expansión del territorio útil, reclamándole terreno al océano con islas artificiales, todas compuestas por desechos reciclados... una de ellas con varios edificios municipales y un aeropuerto internacional.

Desde infraestructura y legislación diseñadas para la protección del ambiente, hasta una cultura que agranda su territorio con sus desechos sólidos y demanda productos sostenibles (es más, un tercio de los 20 productos más comprados en Japón son
ambientalmente responsables), Japón nos deja mucho que admirar y su afición nos deja con mucho que aprender.